viernes, 17 de noviembre de 2023

Proyecto Florencia - Andrea

 






«Andrea se puso en pie y le dio un beso en la frente. Le ayudó a colocarse algo más cómodo sobre la butaca y luego fue a por una manta llena de remiendos al dormitorio. Era la manta que su madre había preparado antes de que él naciera con trozos de descartes. Cubrió con ella a su padre y lo miró. Parecía sumirse en un sueño tranquilo. Quizá el amor tejido en la tela podría llevar un poco de paz a su alma torturada.»

[...]

«Andrea sentía la caricia fresca de la oscuridad en sus mejillas. Trataba de ver más allá de las colinas y los caminos, de las penas y los problemas,  de la soledad y la tristeza que lo acompañaban como una camisola empapada. En aquel lugar estaba rodeado de aquello que había atormentado a padre hasta que enfermó y tuvo que quedarse en casa. Amarga gracia, solo las fiebres habían sido capaces de apartarlo de aquellos lugares.»

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Proyecto Florencia - Bernardetta

 



«Estudió durante un rato el pincel. Su padre se lo había dado cuando tenía cinco años y empezaba a jugar en el taller. Lo había hecho expresamente para ella, de madera de roble y pelo de caballo para que durase mucho tiempo. Aprendió a limpiarlo y cuidarlo antes incluso que a pintar. Ahora se notaba desgastado, aunque si lo cuidaba aún le quedarían unos cuantos años de vida. Rozó el papel que tenía delante. Era áspero y basto, suficiente para lo que ella necesitaba.  »

[...]

« La hoja del cuchillo que Bernardetta sostenía entre sus manos atraía su mirada. Cuando lo cogió de la cocina, el filo brillaba. A solas, en su habitación, el acero parecía absorber toda la luz del sol que entraba por la ventana. El mango, de marfil y con ornamentación delicada, se notaba firme. »

lunes, 13 de noviembre de 2023

Proyecto Florencia - Piero

 




«Piero caminaba entre las tiendas del Mercado Viejo. Cualquier otro día habría disfrutado de la manta fresca que lo envolvió al acercarse a los puestos de jabones. Fragancias que recordaban a la infancia, a los olivos umbros o los campos de trigo del sur. Al pasar junto a los olores fuertes de las lejías jabonosas para lavar la ropa habría mirado de reojo, y sonreído ante los ramilletes de lavanda colgados por doquier.»

[...]

«Piero se levantó con esfuerzo y esperó. El tendero asintió y le hizo un gesto con la mano hacia la calle por donde estaba el carro. El niño avanzó despacio. Aún le quedaba una caminata hasta llegar a casa. Recorrió las calles despacio, la mayoría solo iluminadas por el resplandor de la luna y un ocasional candil en algunas esquinas. Cuando por fin llegó a casa, pasó junto a su padre, que se había quedado dormido encima de la mesa mientras lo esperaba. Le hizo una caricia y lo besó en la mejilla. Lo tapó con una manta vieja que tenían en la panadería y siguió hacia su cuarto. Se descalzó y se tumbó en la cama. Justo antes dormirse recordó el nombre del héroe. Se llamaba Sísifo. Cerró los ojos y la oscuridad lo abrazó. 

Aquella noche no tenía fuerzas ni para soñar.»

viernes, 10 de noviembre de 2023

Proyecto Florencia - Los gremios


Los gremios de Florencia, durante el siglo XIV, fueron fundamentales en la vida de la ciudad. Eran como clubes de artesanos y comerciantes. Agrupaban a personas que compartían el mismo oficio o comercio, y juntos desempeñaban varios roles clave.

Establecían reglas para mantener la calidad de los productos y asegurarse de que los precios fueran justos. Comprar algo a un miembro de un gremio significaba que estabas obteniendo un producto de calidad, al menos en teoría.

Los gremios también protegían los intereses de sus miembros. Si alguien competía injustamente o trataba mal a los trabajadores, los gremios intervenían en su defensa. Esto aseguraba que los miembros se mantuvieran protegidos en un mundo competitivo. En muchas ocasiones, los gremios eran como una gran familia. Ofrecían ayuda mutua en tiempos difíciles, como cuando un miembro estaba enfermo o necesitaba apoyo financiero. 

Por otro lado, los trabajadores que no estaban asociados a un gremio no gozaban de ninguna protección ni representación en el gobierno de la ciudad. Solo los gremios tenían representación. Y quien tiene el poder, legisla a su favor.

El Decreto de las Corporaciones, de 1355, tenía como objetivo principal regular y controlar a los trabajadores no gremiales. ¿Cómo? Por ejemplo, restringía la capacidad de los trabajadores no gremiales para cambiar de empleador sin la aprobación de las autoridades locales y los gremios, lo que brindaba a estos últimos un mayor control sobre la mano de obra y la economía de la ciudad.


Imagina que no pudieras cambiar de jefe so pena de no trabajar en la ciudad.

Imagina que tu jefe fuera el dueño de tu casa y te subiera el alquiler.

Imagina que no tienes ninguna representación y son los empresarios (aka gremios) los que deciden las reglas.


Deja de imaginar.


Bienvenido a #ProyectoFlorencia

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Proyecto Florencia - El lugar


 Florencia es una ciudad espectacular. Desde el río Arno, con sus espectaculares puentes, hasta sus callejuelas, iglesias o su Catedral. Es además un lugar que rebosa historia. Aquí el Renacimiento gozó de su máximo esplendor con Miguel Ángel, Botticelli, o Leonardo y sus mecenas, los Médici. 

Como todos los lugares con larga vida, tiene sus claroscuros. Al igual que en el resto del mundo, la peste negra asoló la ciudad y acabó con la vida de más del 50% de la población. Familias enteras desaparecieron del mundo, borradas como si jamás hubieran existido.

Tras aquel apocalipsis, se vio obligada a reinventarse para seguir siendo ella misma. Durante los años siguientes, la peste volvería en varias ocasiones a la ciudad aunque, por fortuna, ninguna fue tan terrible como la primera.

La vida cambió en el mundo, y en muchos lugares mejoró por la falta de mano de obra. Subieron salarios, mejoraron condiciones. Pero en lugares fuertemente jerarquizados y estructurados como Florencia, donde el gobierno de la Signoría era llevado por los gremios, muchos actuaron para que todo siguiera igual que antes.



Esta no es la historia de una ciudad, aunque transcurre en una ciudad con mucha historia.

Esta no es la historia de unas personas, aunque las personas fueron historia.


Esta es una historia de sueños, deseos y realidades.

Una historia de culpas, secretos e hipocresía.

Una historia de desigualdades.

Una historia de lucha.


Bienvenido a #ProyectoFlorencia



jueves, 17 de noviembre de 2022

El Último Hotel - Las Truculentas - María Peláez García

 

Collage de cinco fotos. A la derecha, una chica tras una cortina roja. Arriba, dos chicas en una habitación a punto de besarse. En medio, un cartel en el que se lee "Hotel". A la izquierda, una chica de espaldas. Abajo, el título: "Habitación 7 - María Peláez García".
MARÍA PELÁEZ GARCÍA


¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario o te secuestraron y torturaron?

Conocía a Mario porque ambos participamos en Legado Antología Benéfica. Cuando nos dijo que quería crear un cadáver exquisito para su blog, no dudé en apuntarme. Aunque no he podido participar en todos los proyectos de las Truculentas, he aprendido mucho gracias a ellas.

¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de Estocolmo en tu respuesta?

Son un grupo de chicas increíbles y super talentosas que no dudan nunca en apuntarse a un bombardeo. Estoy super contenta de formar parte de él y muy orgullosa de las historias que creamos entre todas.

¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?

No suelo escribir terror, así que bastante miedo, valga la redundancia. Pero es lo bueno de no escribir sola, que siempre tienes a alguien que te motiva y te anima a seguir adelante.

¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?

Como no soy muy de terror, quería escribir sobre un monstruo que no lo pareciera, al menos para la protagonista. Crear esa sensación de «hay algo que no va bien, pero no sé el qué». Espero haberlo conseguido.

¿Qué te aporta escribir truculencias?

Sobre todo, salir de mi zona de confort. Con las Truculentas he escrito cosas que no suelen ser de mi estilo y eso me ha aportado mucha experiencia como escritora.

Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de escribirlas?

Lo que me darían un millón de euros sería muchísima más libertad creativa. Lo que quiere decir que escribiría todavía más truculencias.

¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de torturas?

Que no se fíe de nadie.

¿Y al lector que se acerca a tu relato?

Que tenga cuidado. Una vez entras al hotel, es posible que nunca puedas escapar. 




Redes Sociales:

tw: @mpelaezgarcia
ig: @may_battlescars

El Último Hotel - Las Truculentas - Teresa Plaza García

 

Collage de varias fotos. En él, la ilustración central es una pequeña callejuela en cuyo final hay un edificio poco iluminado con muchas ventanas. Las fachadas de todos los edificios están desgastadas y es de noche. Arriba a su izquierda hay una foto de un camino que se adentra en el bosque. Tiene tonos verdosos y anaranjados. Justo debajo de la foto hay una imagen del ojo cerrado con fuerza de una chica pelirroja. Debajo de ella hay un cartel que pone: Habitación 13. Teresa Plaza García. Arriba a la derecha de la ilustración central de la callejuela hay una imagen de una chica de espaldas con un camisón blanco y el pelo largo y naranja. Debajo de esta fotografía hay otra de una chica pelirroja sentada en una costa tomando un café. Más abajo, hay una foto de unos pies calzados con botas negras y una mano que sujeta un cuchillo.



TERESA PLAZA GARCÍA



¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario o te secuestraron y torturaron?

Lo cierto es que no lo recuerdo bien, así que supongo que sería a la fuerza. Fuera de bromas, no lo recuerdo bien, pero seguro que Mario me dijo que si quería escribir algo turbio y sangriento con otra gente y, obviamente, no pude resistirme.

¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de Estocolmo en tu respuesta?

Para mí es un lugar en el que poder sentirme libre de preguntar cualquier cosa escabrosa, malévola o sangrienta sin que me miren raro. De hecho, nos apoyamos mucho también en el ámbito personal, no solamente en lo que escribimos.

¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?

Que me encantaba la idea y que, aunque fuera difícil corregirlo por tema de plazos, iba a seguir con ello a muerte. Y aquí estamos, con el libro ya publicado que seguro que es una maravilla.

¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?

Pues la verdad es que mi personaje principal, Audree, ya existía desde antes en otro proyecto que ni siquiera empecé. En esa historia ella sufría bastantes penurias y yo no quería escribir cosas macabras sin motivo, así que decidí que era su momento de redimirse y de hacer justicia. Además, lo de las vacaciones en Torrevieja está muy trillado.

¿Qué te aporta escribir truculencias?

Al escribir truculencias puedo ser yo misma y dejar escapar esas ideas turbias que, tal vez, en otro tipo de novelas o historias no encajan. Aquí puedo soltar riendas a mi imaginación sin que nadie opine que estoy mal de la cabeza.

Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de escribirlas?

No dejaría nunca de escribir cosas así porque me aportan demasiado, y lo cierto es que la idea de probar mis ideas sangrientas me gustaría. Aunque, por otro lado, creo que me marearía bastante porque eso de ver vísceras no lo llevo muy bien. El tema de remordimientos sí lo llevo bien (depende de para quién).

¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de torturas?

Que espero que disfrute mucho de la experiencia porque solo se puede vivir una vez en la vida.

¿Y al lector que se acerca a tu relato?

Que ojalá le guste mi historia y no solamente se quede con la parte sangrienta, sino que también empatice con el personaje principal.


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