jueves, 17 de noviembre de 2022

El Último Hotel - Las Truculentas - Rocío Castellón Guerado

 

Aesthetic en forma de collage imitando un negativo de fotografías. Tres imágenes de arriba abajo: un rayo sobre un cielo de tormenta en tonos rojizos, los labios de una vampira pintados de rojo con un hilo de sangre y una copa de cristal que estalla esparciendo un líquido rojo. ¿Será sangre?

ROCÍO CASTELLÓN GUERADO




¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario o te secuestraron y torturaron?
Mi periplo en Las Truculentas empezó un día mientras estaba reunida, que me llegó un privado de tuiter de Trying. Yo había intercambiado con ella algunos tuits y habíamos interactuado un poco en algún directo de Twitch, pero nunca en privado, de modo que me causó curiosidad. Así que cuando acabé mi reunión corrí a ver qué quería. Recuerdo que me dijo que la habían metido en un grupo de autoras y que si me interesaba entrar. Y como soy una inconsciente, pues dije que sí. Palabrita del Niño Jesús que el cuchillo en mi cuello y la pistola entre los hombros no tuvieron nada que ver.

¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de Estocolmo en tu respuesta?
Las Truculentas para mí es como una pequeña familia. Una llena de hermanas un poco locas pero todas adorables. Es la sensación de ser parte de un grupo, de gente que hace lo que a mí más gusta hacer y con las que puedo compartir esa parte de mi vida. Yo era la nueva, la que se ha equivocado de autobús, pero las Truculentas me acogieron como una más. Y Estocolmo es una ciudad muy bonita, pero no he estado nunca. * Se aleja discretamente del AK-47 que le apunta a la cabeza *

¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?
Que estamos muy locas, pero nada que no supiera ya. Y que me daba vertiguito, porque va a ser lo primero que salga en papel con mi nombre dentro, aunque sea en un relato pequeñito. Y que el organizador estaba igual de loco que nosotras, pero que se lo estaba currando un huevo para que saliera adelante. Y en que es el mejor, coño.

¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?
Uf, la escritura del relato me pilló en horas bajas de musas, así que me inspiré en varias cosas. Cogí un poco de allí, un poco de allá, lo mezclé y me dejé llevar. Cuando quise darme cuenta, tenía un relato terminado. Puede que no sea lo mejor que he escrito, pero se deja leer. 
Y es que en unas tranquilas vacaciones en Torrevieja no hay vampiros, ni sangre, ni vísceras, ni nada de eso. Es aburrido.

¿Qué te aporta escribir truculencias?
Me aporta un espacio seguro donde puedo volcar cosas que a lo mejor no volcaría en otro sitio. Me aporta esa nota novedosa necesaria para no escribir siempre lo mismo, un soplo de aire fresco.

Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de escribirlas?
Estaba a punto de decirte que no escribo cosas tan sangrantes, pero luego me he acordado de la novela y se ha pasado. Ejem. Como decía, ¿dejar de escribir cosas sangrantes por un millón de euros? En qué condiciones. ¿La sangre no debe verse pero puede mencionarse? ¿Puedo incluir una referencia a una escena de torturas pero no la escena en sí? Es complicado. Pero si las condiciones me convencieran, podría usar ese dinero para probar ciertas cosas en lugar de mirarlas en Google. El FBI está poniéndose muy pesado últimamente con mi historial de búsqueda y en mi jardín ya no caben más cadáver… digooo, tomateras. No caben más tomateras. 

¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de torturas?
Tranquilo, si no te va a doler.

¿Y al lector que se acerca a tu relato?
A ti tampoco. Y que espero que disfrutes de leer este relato tanto como yo lo hice escribiéndolo. El mío y el de todas mis compañeras, que seguro que son mejores porque son unas cracs.




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