sábado, 19 de febrero de 2022

Abrimos la tapa del baúl de... Gloria Carrasco

Habíamos quedado cerca de un caserón. Yo no había estado nunca allí, pero era precioso. Los árboles a los lados del camino bailaban despacio con el viento. Al principio no se oía más que a los pájaros quejarse del frío. Aproveché para escuchar mis notas, que había grabado en el móvil:

Gloria Carrasco, escribe historias desde que era pequeña. Estudió Química y Diseño Gráfico y ha realizado trabajos de diseñadora por su cuenta. Le gusta la fotografía, la lectura y asesinar personajes en en los libros que escribe. Entre ellos están «El silencio de Molly», «La llave número 13» y «Hacerse humo». El más reciente es «Sangre para seis».

Al poco rato oí unos pasos que se acercaban. Una mujer caminaba hacia mí, despacio pero segura. Cuando la tenía a pocos metros me di cuenta de que llevaba los brazos cubiertos de sangre, con salpicaduras en la cara y las gafas.

―¡Hola, Mario! ―me dijo con una enorme sonrisa y los ojos brillantes.

―Ho... Hola. ¿Qué tal? ¿Eres Gloria? ―conseguí preguntar. Hice acopio de todo mi valor para no dar un paso atrás.

―¡Sí! Estoy encantada de conocerte. Ven, ven conmigo.

―Sí, voy. ¿Hay alguien más donde vamos?

―No, estaremos solos. Así nadie nos molestará, ¿verdad? ―Me guiñó un ojo y yo tragué saliva.

Caminamos unos minutos hasta una zona con bancos y mesas de piedra. Se acercó a una fuente y empezó a lavarse la sangre, tiñendo de rojo el agua.

―¡La documentación de una novela es una locura! ―exclamó. Su simpatía era un contraste extraño con las entrañas que colgaban de su chaqueta.

Terminó de lavarse y nos sentamos en el banco. Puse la grabadora en marcha, saqué el bloc y el bolígrafo y crucé los dedos para salir de allí con el mismo peso con el que había llegado.


La historia comienza presentando a los hermanos Mcriall-Monill, tres hombres y tres mujeres. El padre, Benton, los envió a un Colegio Mayor para que se convirtieran en caballeros y damas acordes a su posición en la sociedad. ¿De verdad quería que se formaran adecuadamente o solo quería librarse de ellos?

El personaje de Benton es un ser muy ambicioso. Él deseaba que sus hijos estuvieran a su altura, es por eso que los envió a esa escuela, para que desarrollaran las habilidades que él tenía. Le salió mal, obvio.

Vivian y Alfred son dos sirvientes que permanecen en la casa cuando llegan los hermanos, después de la muerte del padre. Parecen estar en la casa como adornos y nadie los tiene en cuenta. Sin embargo, al final tienen un papel en la historia. ¿A qué se debe la diferencia en el trato entre los hermanos y el señor Benton?

Los sirvientes bajan la cabeza hacia su patriarca, Benton, no hacia sus hijos. Les tienen respeto por su posición, pero tienen una lealtad hacia el amo de la casa que no lo tienen con los otros seis.

La lectura de la carta que el padre deja a los hijos tras su fallecimiento ocasiona el comienzo de una guerra civil familiar. ¿Imaginaba Benton lo que sucedería después? ¿O los estaba poniendo a prueba?

Pues como he dicho en muchas ocasiones, mis personajes, en cuanto los creo, tienen vida propia y viajan por el libro a su antojo. Creo que Benton sabía lo que iba a pasar en el momento en el que él muriese y es por eso les puso este tesoro en el camino.

En diferentes partes de la casa se suceden escenas que pueden salpicar al lector. En la primera, en el sótano, es donde vamos cómo todo estalla por los aires en esta familia. ¿Por qué Benedict tiene esa ambición? ¿Tiene problemas económicos, es algo personal, quizá necesita quedar por encima de todos?

Benedict, es el hermano mayor y es quien se asemeja más a su padre. Tiene un carácter altanero, frío y ambicioso por lo que él desea ganar, siempre y a toda costa.

Los recuerdos del pasado afloran en momentos de tensión y nos señalan conflictos antiguos entre todos ellos. ¿La venganza es un plato que sirve frío?

Sí, yo creo que sí. Todo es mejor cuando se planea, cuando ha pasado el tiempo y la otra persona ni siquiera lo espera.

En el cementerio, Xavier y Ricard buscan alguna pista que les ayude a encontrar el tesoro prometido. En un principio parecen ser los más sensatos pero, poco después, la cosa se descontrola. ¿Es una forma de decirnos que nadie es inocente en esta familia?

No, hay inocentes y en esta escena se puede apreciar a uno. Sí que hay un descontrol por la impaciencia de uno de los personajes.

A lo largo de la historia se va desvelando una trama del pasado en la que vemos la traición de una mujer con el hermano de su marido. ¿Cuánto sabe el traicionado sobre esto?

Pues yo pienso que él lo sabe de sobra. Hace mucho tiempo que ese triángulo se orquestaba y en algún momento tenía que estallar. Se han mezclado la codicia, el poder y la paciencia.

El tesoro que todos buscan en la casa actúa como un McGuffin perfecto ¿Cómo se te ocurrió montar una trama como la de «Sangre para Seis» alrededor del dinero? ¿Es que nunca tienen suficiente?

Las ansias de dinero están presentes en varias de mis historias y es que un objeto demasiado codiciado por el hombre. En realidad este historia era un fanfic, una historia corta de Wattpad. A la gente le gustó y decidí replantearlo.

En todas las historias debe haber un villano. Este caso, no está claro si los hermanos son todos villanos o en realidad son víctimas. Tampoco está claro, en caso de que lo sean, si son víctimas de su padre (lo que le haría el villano) o de la sociedad. 

Todos son víctimas, al fin y al cabo. Unos por agradar, otros por tener una buena vida, otros simplemente porque les tocó casarse con la persona que no escogieron. Villanos tampoco hay, es decir, en esta historia no hay ni malos ni buenos, solo personas con unos objetivos o sueños que no se cumplieron.

Cuéntanos en que estás trabajando ahora.

En este momento, estoy corrigiendo mi siguiente libro, «La ruta del Llop», para poder autopublicarlo. Tengo varias historias empezadas que poco a poco voy hilando.


Gloria se tocó la frente y se dio cuenta de que todavía le quedaba algo de sangre, que se le había secado durante la entrevista. Se levantó despacio y suspiró.

―Bueno, creo que ya hemos tenido suficiente por hoy. Todavía tengo que terminar de limpiarme.

―Sí, claro. Ahí, justo encima de la ceja derecha, sí, ahí, creo que eso es una uña de alguien...

―¡Vaya despiste! No puedo ir así por la calle. ―Soltó una carcajada sincera y se llevó la mano a la boca para reírse. No conseguía entender a mi cerebro, pero me caía bien.

Se despidió y se alejó de nuevo hacia la mansión. Yo recogí y volví hacia mi coche.

Con seguridad, tranquilo, despacio.

Tardé tres minutos en recorrer lo que antes había tardado veinte.




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Si te interesa comprar su novela, puedes hacerlo aquí: «Sangre para seis»



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