—Pero,
¿qué has hecho,
desgraciado? ¡Has apretado el botón rojo!
—¿Qué botón? ¿Este de aquí? Yo lo veo
más bien anaranjado…
—Mierda,
mierda, mierda. ¿Es
que no te enseñaron nada en la estación? ¿Qué mierda de piloto eres tú?
—¡Eh, un poco de respeto, fontanero!
Hice todos los cursos que tenía que hacer, seminarios, clases… ¡Estoy aquí
porque me lo he ganado! Y no sé por qué dice que soy un piloto. Obviamente, no
lo soy.
—¿Qué? ¿Que no eres piloto? Ahora sí
que la hemos hecho buena.
—No,
no soy piloto. Soy matemático,
y uno muy bueno por cierto. Así que un poco de respeto no vendría mal. Y…
Espere, ¿qué es ese ruido?
—¡Ja! Ese ruido, como tú lo llamas,
es el anuncio de que la hemos cagado. Suena fuerte, ¿verdad? Pues va a seguir
así durante los próximos veinte minutos. Para volverse loco, ¿no?
—Es
un pitido horrible, se mete en tu cabeza aunque te tapes los oídos. ¿Qué significa?
—Significa
que el botón
rojo que has pulsado sin saber lo que estabas haciendo solo se usa en caso de
emergencia. Elimina el soporte vital de una zona de la nave para evitar
comprometer el resto. Estamos jodidos…
—¿Cómo… Cómo que elimina el soporte
vital? ¿La gravedad artificial? ¿El oxígeno?
QUEDAN
DIECIOCHO MINUTOS Y VEINTE SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—Todo.
Dejará este
compartimento cubierto ante la radiación cósmica, para proteger los equipos
electrónicos. El resto se cancelará: oxígeno, gravedad, temperatura… Todo se
pondrá en el modo de mínimo consumo. Porque has pulsado el botón rojo.
—Pero… Pero si es tan grave no debería
haber estado ahí. ¡No se puede poner ese botón al alcance de cualquiera! ¡Es un
fallo de diseño, no es culpa mía!
—Está claro, la culpa nunca es de nadie.
El informático, ese siempre es el malo.
QUEDAN
DIECISÉIS
MINUTOS Y CUARENTA Y CINCO SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS
EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO POR SEGURIDAD.
—¿Y no hay nada que podamos hacer?
Seguro que hay algún botón, una palanca, ¡algo con lo que podamos parar esto!
—Esta
zona está
totalmente automatizada. Se suponía que era mucho más seguro dejar todo esto a
las máquinas. Y a la vista está que tenían razón.
—¡No es culpa mía! A ver, vamos a
pensar racionalmente. Usted es mecánico, ¿verdad? Al menos lleva ese uniforme,
Sam.
—¿Sam? A ver, sí, soy mecánico. Y
como sé de lo que hablo te digo que no hay nada que podamos hacer. Y no, no me
llamo Sam. S.A.M.: Sistema de Atención y Mantenimiento. Por lo visto tampoco
sabes diferenciar una etiqueta de un nombre. Me llamo David.
—Encantado,
yo soy Jorge.
QUEDAN
CATORCE MINUTOS Y QUINCE SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—¡Me importa una mierda cómo te
llamas y está claro que yo no estoy nada encantado! ¡Estamos a punto de morir y
sigues con tus monsergas!
—Vale,
vale, discúlpeme.
Como le decía, quizá si tratamos de descomponer el problema en partes más
sencillas podamos resolverlo. ¿Hay alguna forma de comunicar con el resto de la
nave, con la zona ocupada por la tripulación?
—No,
no hay comunicadores, te lo he dicho antes, no estaba prevista la presencia
humana en esta área.
Aún no entiendo cómo has llegado hasta aquí.
—Pues… Estaba dando un paseo y me perdí.
Soy algo despistado, ¿sabe?
—No
hace falta que lo jures.
—A
ver, las máquinas…
¿no están programadas con las leyes de la robótica? ¿Las famosas Tres Leyes?
¿Cómo es que no las están cumpliendo?
QUEDAN
ONCE MINUTOS Y CINCUENTA SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—Por
tercera vez. No debería
haber personas aquí. Yo estaba haciendo unas revisiones previas al despegue. La
única razón de que haya soporte vital es para ese momento, la comprobación
previa a la separación de la estación espacial. No hay cámaras ni sensores de
vida de ningún tipo aquí dentro. ¿Cuántas veces te lo tengo que explicar?
—Es
que me resulta muy difícil
de entender que en un sitio como este no hayan puesto ningún interruptor de
seguridad. En los cursos nos enseñaron que siempre había un botón en los
pasillos, en todas las cubiertas, para cancelar una emergencia. Claro, eso no
es para el pasaje, sino para la tripulación, pero estar, están.
—Pues
resulta que aquí no.
En los planes iniciales sí que habían previsto poner algo así pero con los
recortes se pensó que no era necesario, se revisaron los diseños mientras la
nave estaba en el taller y los pomposos de los jefes disfrutaban con… con…
QUEDAN
NUEVE MINUTOS Y CINCO SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—¿Con? ¿Qué… Qué le pasa? ¿Por qué se
ha quedado callado de pronto? Me está mirando de una forma extraña y no me
gusta…
—¿Qué? No, hombre no, que piensas que
todo va contigo. Se me acaba de ocurrir algo. Al cambiar el diseño sobre la
marcha es posible, solo posible, que dejaran parte del circuito montado, aunque
no lo terminaran del todo. Si eso es así… Si eso es así debería haber una
trampilla por aquí… Junto a este conducto… Rápido, Numeritos, pásame la llave
azul de ahí encima.
—¿Cómo? ¿Numeritos? Oiga, creo que…
—¡Te calles, leches! Pásame la llave
que nos quedamos sin tiempo. Si sobrevivimos, me abroncas después.
QUEDAN
SEIS MINUTOS Y TREINTA SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—Aquí tiene.
—Gracias.
A ver, si giro este tornillo por aquí abrimos el compartimento… Vale, ya está a la vista. Ahora
necesito el sinector amarillo que está en la bandeja.
—No
sé lo que es un
sinector, pero esto es lo único amarillo entre tantas cosas.
—A
ver, lo aplico aquí…
Vale, aquí tenemos corriente, por fin un poco de suerte. No se llama sinector,
se llama multímetro y es una tecnología de hace cientos de años, pero sigue
siendo igual de eficiente. Eres fácil de timar, Numeritos.
—Ahora,
¿qué necesita? ¿O
va a seguir tomándome el pelo?
QUEDAN
TRES MINUTOS Y VEINTE SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—Dame
la caja entera, tardaré
menos. ¡Pero no seas bruto, hombre! ¡Ciérrala antes, que se caen todas las
herramientas!
—Pesa
más que el baúl de
mi equipaje.
—Apuesto
a que lo llevaron los robots de transporte. Vamos allá. Corto aquí… y empalmo allí…
—¿Seguro que sabe lo que está
haciendo?
—Sí, a eso me dedico, a arreglar está
condenada nave. Vale, creo que ya está.
QUEDAN
CINCUENTA Y NUEVE SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO
POR SEGURIDAD.
—¡Rápido! ¡Termine ya!
—Ya
he terminado, no hay nada más
que hacer. He mandado una señal de emergencia que debería llegar al panel del
comandante. Si hay suerte… Si hay suerte la verá y sabrá lo que debe hacer. Si
no…
QUEDAN
35 SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO POR SEGURIDAD.
—¿Y ya está? ¿Terminaremos así?
¡Estaba a punto de publicar la resolución de la teoría Yang-Mills! ¡Y ahora se
quedará sin solución para siempre!
QUEDAN
10 SEGUNDOS PARA EL CAMBIO A MODO HIBERNACIÓN. LAS EXCLUSAS SE HAN BLOQUEADO POR SEGURIDAD.
—Siéntate, Numeritos. Siempre será
mejor que nos encuentren muertos dignos y sentados, y no tirados en el suelo.
SE
HA CANCELADO EL MODO HIBERNACIÓN.
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Lo hemos conseguido?
—Lo
he conseguido, pero sí.
Vaya, no creía que fuéramos a lograrlo, me tiemblan las piernas. Ya se abre.
Ahí está la tripulación. ¡Chicos, no sabéis lo que me alegro de veros!
—¡Enhorabuena! Habéis conseguido
superar la simulación de crisis #357, podéis pasar a recoger vuestro equipaje a
vuestros aposentos temporales y descansar hasta mañana.
—¿Pero… Pero qué es esto? ¿Me está
tomando el pelo? ¿Esto era una prueba?
—Hay
muchas solicitudes y poco espacio. No podemos permitirnos la carga inútil y ustedes, cada uno a su
manera, se han mostrado resolutivos.
—¿Y si no hubiéramos superado la
prueba?
—Déjalo, Numeritos, no insistas más.
—¡Quiero saberlo!
—Muy
bien, usted sabrá. El
final habría sido el predicho. Se habrían quedado sin aire, sin gravedad y sin
regulador de temperatura. No habrían durado más de cinco o diez minutos. Luego
los habríamos soltado al espacio junto al resto del personal que no ha superado
la prueba.
Nos
giramos y vimos, por la única
ventana de la sala, cientos de cuerpos congelados flotando, alejándose
despacio.
Un
frío sin fin.
Un
silencio sin fin.
Una
soledad sin fin.
Ostras, qué buen relato. Me ha gustado mucho. ¡Cuanta tensión! Ya estaba con el corazón en la boca. Todo por una simulación...
ResponderEliminarY a la vez, esas pinceladas de humor entre el mecánico y el "numeritos". Un impactante final.
Un abrazo!